Hannah Arendt fue una filósofa de la política muy original y que utilizó diversas fuentes como apoyo de su pensamiento. Uno de sus temas fue el totalitarismo.
Arendt llama totalitarismo a lo ocurrido en el S. XX en Alemania y en la Unión Soviética. La base del totalitarismo es el “movimiento de masas” que se apoya en ideologías como el racismo, el marxismo, el nacionalismo, etc.
Los seguidores de movimientos de masas totalitarios no creen en argumentos y no tienen instinto de supervivencia. El régimen se vanagloria de sus crímenes y cualquier cosa es permitida con tal de lograr los fines de la ideología.
El populacho es la base del totalitarismo, a él no le afectan las constituciones, los partidos o los sistemas morales. La chusma (así la llama) está al margen de la sociedad. Es una posición tan desesperada que ya no tiene esperanzas en la sociedad burguesa. Pero hay una alianza entre el populacho y la élite. Ésta busca desenmascarar la hipocresía de la sociedad a través de la “autenticidad” del populacho.
La propaganda es la forma de organizar a la masa. En base a la percepción de la realidad se fijan significados universales. Con la toma del poder la propaganda pasa a ser adoctrinamiento y toda oposición es conspiración. Las mentiras sobre los conspiradores no se debilitan a pesar de su obviedad.
La consecuencia de este sistema es el terror, los individuos ya no creen ni en sí mismos y llegan a creer en su propia destrucción. El fin del totalitarismo es repentino, no se da en un largo proceso. Cuando se derrumba todos niegan su pertenencia al movimiento.
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