Cuando Descartes quiere iniciar su pensamiento cuestiona todo el conocimiento anterior. Duda de todo cuanto existe, pero llega a una certeza. La certeza de estar dudando.
No puedo dudar de que pienso y en cuanto pienso, existo.
Consigue una certeza a partir de la duda, lo cual es paradójico, pero determinante de toda la filosofía Moderna, que tiene en Descartes a su iniciador.
Pero, ¿Cómo puedo estar seguro de la existencia del mundo exterior? Podría haber un genio maligno que me engaña y que me hace creer que existe algo afuera. Engáñeme cuanto quiera, pero no podrá hacerme dudar de mi pensar, sentir, creer, no creer, esperar, razonar, y que este que duda soy yo.
Frente al genio maligno propone una profesión de fe. El garante de la existencia del mundo es Dios. Después de haber sido tan escéptico en su método regresa a la certeza de la fe.
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