En la filosofía, como en la vida, a veces intentamos comprender algo y pensamos mucho sobre ello
En esto nos pasa como en un dicho del zen en el que se dice:
cuando alguien no se ha ocupado todavía con el zen, ve las montañas como montañas y las aguas como aguas.
Tan pronto ha conseguido cierta visión interna de la verdad del zen, ve que las montañas ya no siguen siendo montañas ni las aguas siguen siendo aguas.
Pero cuando llega a ser iluminado, otra vez vuelve a ver las montañas como montañas y las aguas como aguas.