Encontramos esta palabra en griego de la que obtenemos: dinamismo, dinámico, dinamita, dinastía, dinamo e incluso dina: unidad de medida de la fuerza.
La δυναμις es potencia, capacidad de hacer algo, pero no en un sentido todopoderoso sino en el sentido de lo humano. El poder, lo que se puede hacer, la capacidad que tenemos de conseguir algo.
En el Fedro, al final Sócrates ruega:
¡Oh Pan y demás dioses! Denme belleza interior y exteriormente. Que considere rico al sabio y que sólo posea el dinero que una persona prudente pueda utilizar.
Cuando Sócrates pide lo suficiente, lo que una persona pueda utilizar, utiliza la palabra δυναμις. Lo que pueda en el sentido de lo que esté en la capacidad de utilizar. Es un poder limitado, como lo somos los humanos. Muchas veces poseemos más de lo que necesitamos y de lo que podemos utilizar: nuestra hambre y sed tienen un límite.
Aristóteles usa esta palabra como potencia que lleva a la actualización de algo y así explica el movimiento y el cambio. La δυναμις es la potencia que en cierta forma es un no-ser, es posibilidad, capacidad: un niño puede llegar a ser un hombre. Es un hombre en potencia. Notemos que es una posibilidad limitada.
Se le atribuye a Bacon la frase: “saber es poder”. Ya en plena modernidad el poder es concebido como ilimitado. Y lo que un hombre puede está mucho más allá de su capacidad humana. Pensemos esto para bien como para mal.
Nietzsche decía “yo no soy un hombre, soy dinamita”. Siendo filólogo usa esta palabra como fuerza y potencia, y también en un sentido negativo: dinamita la cultura, la religión y el pensamiento.
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