sábado, 24 de septiembre de 2011

La potencia: δυναμις


Encontramos esta palabra en griego de la que obtenemos: dinamismo, dinámico, dinamita, dinastía, dinamo e incluso dina: unidad de medida de la fuerza.


La δυναμις es potencia, capacidad de hacer algo, pero no en un sentido todopoderoso sino en el sentido de lo humano. El poder, lo que se puede hacer, la capacidad que tenemos de conseguir algo.


En el Fedro, al final Sócrates ruega:
¡Oh Pan y demás dioses!  Denme belleza interior y exteriormente. Que considere rico al sabio y que sólo posea el dinero que una persona prudente pueda utilizar.


Cuando Sócrates pide lo suficiente, lo que una persona pueda utilizar, utiliza la palabra δυναμις. Lo que pueda en el sentido de lo que esté en la capacidad de utilizar. Es un poder limitado, como lo somos los humanos. Muchas veces poseemos más de lo que necesitamos y de lo que podemos utilizar: nuestra hambre y sed tienen un límite.


Aristóteles usa esta palabra como potencia que lleva a la actualización de algo y así explica el movimiento y el cambio. La δυναμις es la potencia que en cierta forma es un no-ser, es posibilidad, capacidad: un niño puede llegar a ser un hombre. Es un hombre en potencia. Notemos que es una posibilidad limitada.


Se le atribuye a Bacon la frase: “saber es poder”. Ya en plena modernidad el poder es concebido como ilimitado. Y lo que un hombre puede está mucho más allá de su capacidad humana. Pensemos esto para bien como para mal.


Nietzsche decía “yo no soy un hombre, soy dinamita”. Siendo filólogo usa esta palabra como fuerza y potencia, y también en un sentido negativo: dinamita la cultura, la religión y el pensamiento. 

sábado, 17 de septiembre de 2011

San Agustín: El tiempo


Aurelius Augustinus Hipponensis por su nombre en latín, nació en Tagaste (Numidia, hoy Argelia) y fue obispo de Hipona. Es considerado uno de los padres de la Iglesia.



Escribió una de las primeras biografías del mundo occidental: Las Confesiones y en ellas narra su derrotero intelectual antes de convertirse al cristianismo. Según esta obra, San Agustín no abrazó el catolicismo fácilmente. Antes fue maniqueo (religión fundada por el persa Manes) e incluso pasó por una etapa de escepticismo.



En las confesiones Agustin habla sobre el tiempo y dice ¿el tiempo? "Si no me preguntan sé lo que es, si me lo preguntan no sé que es"




El tiempo es sólo el presente, el pasado es el presente que fue y que recordamos, el futuro es el presente que proyectamos o esperamos.  Es decir lo único que existe es el presente.


viernes, 16 de septiembre de 2011

Kayrós: El tiempo oportuno


En nuestro mundo actual utilizamos una sola palabra para denominar el tiempo. Los griegos tenían dos: Cronos y Kayrós. El primero es el tiempo cronológico que se mide con el reloj, el segundo es el momento justo, el tiempo cualitativo.



En algún momento de nuestras vidas sentimos que ha llegado el momento justo, el tiempo adecuado para hacer algo. Es una especie de madurez que permite que algo se concrete. Tiene el sentido de la hora crítica en la que se debe tomar una decisión en una encrucijada. También se usa cuando se cumple una profecía. 



En la historia de la filosofía este concepto ha sido utilizado para describir conceptos centrales. Por ejemplo aparece en la definición del bien de Platón, en el concepto de la inteligencia divina de Aristóteles, Plotino lo contrapone al término crisis que evoca más bien inestabilidad, por el contrario en el kayrós todo fluye.


El kayrós es un tiempo eterno. Se contrapone al tiempo del hombre como el tiempo de Dios. Es el instante eterno, atributo de Dios según Plutarco. San Pablo decía que Jesucristo es Kayros. El cristianismo primitivo utilizó muchas veces este concepto.



En Psicología se puede considerar el kayrós como un insight: un momento de lucidez en el que se comprende algo intuitivamente. En este momento se llega a un estado de conciencia después del cual nunca se es igual.    



Kayrós es también la risa oportuna que produce bien. Ese momento en el que desentrañamos el sentido de lo cómico y entonces estallamos.